Tony Cragg (Liverpool. Inglaterra. Reino Unido 1949)
Tony Cragg es un escultor que encabeza el gran resurgir de la escultura británica en los años ochenta. En la actualidad vive y trabaja en Wuppertal (Alemania). Su obra se caracteriza por una búsqueda de medios escultóricos respecto a formas y materiales muy diversos como plásticos, gomas, vidrios, madera, cera, mármol y restos de objetos cotidianos, entre otros.
De nombre completo Anthony Douglas Cragg, Tony nació en Liverpool el 9 de abril de 1949. Un temprano interés por las ciencias le llevó a trabajar, entre 1966 y 1968, como técnico en un laboratorio de bioquímica, antes de asistir al Colegio de Arte y Diseño de Gloucestershire en Cheltenham. En ese período trabajó en una fundición y comenzó a interesarse por la escultura, en un momento de predominancia del minimal, el conceptual y el arte povera, con el que coincidía en su interés por los materiales “pobres” hallados en la naturaleza primero y en las calles después.
The Spill (1987. bronce. 99 x 200.6 x 99 cm. Colección Gerald S. Elliott. Museo de Arte Contemporáneo. Chicago. Illinois. Estados Unidos) © Tony Cragg
Cragg estudió arte en el Colegio de Arte y Diseño de Gloucestershire en Cheltenham y luego en la Escuela de Arte de Wimbledon de 1969-1973. Durante esta época recibió enseñanzas de Roger Ackling (1947), quien le presentó a los escultores Richard Long (1945) y Bill Woodrow (1948). Cragg completó sus estudios en el Colegio Real de Arte de Londres de 1973 a 1977 donde fue contemporáneo de Richard Wentworth (1947). Abandonó el Reino Unido en 1977 instalándose en Wuppertal en Alemania, donde ha vivido y trabajado desde entonces. Cragg también tiene un taller en la isla de Tjörn en la costa occidental sueca. El Museo de la Acuarela Nórdica en Tjörn celebró una exposición de Tony Cragg en 2007.
Tras asistir al Colegio Real de Arte de Londres, y entrar en contacto con los máximos exponentes de la escultura británica del momento, entre ellos Barry Flanagan (1941-2009) y Richard Long, Tony Cragg inicia una serie de trabajos relacionados con la naturaleza. Se trataba de pequeñas intervenciones con todo tipo de materiales naturales, que en cierta manera retomaban la tradición del paisaje inglés, pero que pronto serían sustituidas por un creciente interés por los objetos que la sociedad actual produce industrialmente.
A finales de la década de los setenta, Cragg empezó a recorrer y observar la ciudad, para recoger aquellos elementos que conforman nuestro paisaje urbano, acumularlos y ordenarlos, ofreciendo nuevas visiones sobre nuestra cultura industrial. él mismo cuenta cómo en esa época su proceso de trabajo se basaba en viajar, pensar y hacer. A raíz de sus exposiciones se trasladaba a una ciudad y empezaba a localizar todo tipo de materiales para realizar sus obras, gracias a lo cual tenía la posibilidad de absorber su atmósfera y podía acercarse a lo que le interesaba a la gente de la comunidad.
Sinbad (2003. Bronce. 160 x 310 x 170 cm. 2.7 tm. Fundación Escultura Cass. Goodwood. West Sussex. Inglaterra. Reino Unido) © Tony Cragg
Muchas de sus primeras obras se hicieron con materiales encontrados, otros de construcción descartados o materiales domésticos desechados. Esto le dio una amplia gama de materiales principalmente artificiales y automáticamente le proporcionó preocupaciones temáticas que se hicieron características de su obra hasta la actualidad. Durante la década de los setenta hizo esculturas usando simples técnicas como amontonamiento de materiales, partición de los mismos o aplastamiento. En 1978 recoge fragmentos de plástico desechados y los colocó por categoría de colores. Su primera obra de esta clase se llamó New-Stones-Newtons Tones.
Poco después de esto hizo obras sobre el suelo y relieves de pareces que creaban imágenes. Una de estas obras, Britain Seen From the North (1981. Plástico, madera, caucho, papel y otros materiales. 370 x 700 x 10 cm. Tate Modern. Londres. Reino Unido), representa la forma de la isla de la Gran Bretaña sobre un muro, orientada de manera que el norte queda a la izquierda. A la izquierda de la isla está la figura de un hombre, aparentemente el propio Cragg, mirando a su país desde la postura de un forastero. Toda la pieza está hecha con fragmentos rotos de basura encontrada y a menudo se interpreta como una representación de las dificultades económicas que atravesaba el Reino Unido en aquella época y que tuvieron particulares efectos en el norte.
Tras una serie de exposiciones colectivas en Inglaterra, Francia y Estados Unidos, en 1979 inicia su andadura personal utilizando los desechos industriales como materia prima de sus obras, organizando con ellos, en virtud de sus similitudes cromáticas, formales o matéricas, conjuntos de carácter lúdico y surrealista que subvierten las relaciones lógicas imperantes.
Caught dreaming (2006. Jesmonite. 120 x 140 x 270 cm. Fotografía: Georg Kipp) © Tony Cragg
En la primera mitad de los ochenta desarrolla este interés por los objetos encontrados y, a mediados de la década, utiliza materiales más tradicionales, como el bronce, el hierro, la escayola, la piedra o el cristal, a menudo interesado por los contornos biomorfos y por las superficies, y siempre con una creatividad formal sorprendente y un gran sentido del humor.
Se puede asegurar que tras la obra de Tony Cragg existe un profundo interés por la naturaleza, a la vez que el deseo de establecer una relación real con los objetos y los materiales que le rodean, y ello es algo sensiblemente evidente en las obras llevadas a cabo en este período que cubre la primera mitad de los años ochenta. La singularidad de sus propuestas le proporcionaron pronto una gran aceptación internacional, y el resultado fue su selección para asistir a la Documenta VII de Kassel en 1982, cuando contaba con poco más de treinta años.
En 1982 expone su obra en Tokyo y Nueva York, una vez que, prácticamente, ha conquistado toda Europa. Desde entonces su carrera es una serie ininterrumpida de éxitos que culminan en sus participaciones en la Bienal de Venecia (1986 y 1988).
Con obras monumentales como Bretaña vista desde el norte o Multitud (1984), una acumulación de numerosos personajes multicolores con su propio autorretrato encabezando el grupo, Tony Cragg desafiaba los aspectos tradicionales de la escultura, situándose en un plano muy cercano a lo pictórico.
La escultura de Tony Cragg abandonaba el “pedestal” convencional, para desplegarse en el espacio, evitaba los materiales tradicionales para inclinarse por aquello que la misma sociedad está habituada a rechazar, escudriñaba la ciudad y el paisaje industrial como antes había admirado el paisaje bucólico, tan propio de la cultura inglesa, e iniciaba algo que nos atreveríamos a llamar como una “estética del contenedor”, de la que se podían desprender muchas posibles lecturas: desde un interés objetivo e inmediato por el entorno en el que vivimos a un respeto por el mismo, que ahora, con la perspectiva del tiempo transcurrido, casi podríamos definir con cierta conciencia ecologista.
Red Square (2007. Bronce. 116 x 73 x 70 cm. Fotografía: Ellen Page Wilson) © Tony Cragg
Así mismo, las obras realizadas en este período por Tony Cragg, y en especial Bretaña vista desde el norte (1981), están teñidas de una buena dosis de humor e ironía, algo nada extraño si nos detenemos un instante a pensar en tantos ejemplos significativos de la literatura inglesa. Se trata, en definitiva, de la confirmación visual de estas palabras del artista: “El arte es la celebración de la vida, existe para alegrar nuestras vidas y para que la sepamos apreciar, y al mismo tiempo nos sirve para prepararnos para el futuro”. Con el paso del tiempo, su obra se ha expandido en numerosas propuestas muy diferentes entre sí, pero siempre todas ellas han puesto de manifiesto su deseo insistente de utilizar el arte como un instrumento personal para conseguir un conocimiento cada vez más profundo sobre el mundo.
En 1986, con motivo de la exposición Entre el objeto y la imagen. Escultura británica contemporánea, presentada primero en Madrid y posteriormente en Barcelona, se escogía como portada de la edición del catálogo en español la obra de Tony Cragg Bretaña vista desde el norte. La espectacularidad de la pieza seleccionada como imagen visible de la muestra, así como el gran impacto que la misma produjo en nuestro país, y en especial entre las generaciones más jóvenes de escultores, vienen a confirmar el buen momento escultórico que se produjo en Europa, y en especial en las Islas Británicas, durante la primera mitad de la década de los ochenta.
Más tarde, Cragg usó materiales más tradicionales, como la madera, el bronce o el mármol, a menudo haciendo formas simples con ellos, como tubos de ensayo. Cragg ganó el Premio Turner en 1988 y en 2007 el Praemium Imperiale. Entre las numerosas e importantes exposiciones a las que ha estado invitado, cabe citar que participó en la documenta de Kassel, expuso en Basilea en 1990 numerosas obras y representó al Reino Unido en la Bienal de Venecia de 1988.
Terris Novalis en Consett es su única obra de arte pública a gran escala en el Reino Unido. Consiste en dos instrumentos de ingeniería de acero inoxidable masivamente agrandados, siendo su material un reconocimiento a la anterior importancia del acero para la ciudad. Fue instalado en 1997 en la Ruta de ciclos de Mar a Mar entre Whitehaven y Sunderland.
Desde 2009 es director de la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf.
© Todas las obras tienen el copyright de Tony Cragg
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