Manuel Rivera (Granada. España 1927-Madrid. España 1995)
Manuel Rivera fue un pintor y escultor español, miembro fundador del Grupo El Paso, colectivo que supone una ruptura revolucionaria en la pintura española de postguerra. Comienza a pintar apoyándose en el arte figurativo, especialmente el retrato, y desemboca en la abstracción utilizando la tela metálica como soporte.
Manuel Rivera Hernández nace en Granada el 23 de abril de 1927. Su padre siente una verdadera atracción por el arte; llega a pintar y a realizar esculturas en madera, con carácter especialmente decorativo. Rivera muestra desde la infancia una gran disposición para la pintura y la escultura, por lo que su padre decide enviarle al taller del escultor imaginero José Gabriel Martín Simón (1896-1971), con el que comienza a aprender el oficio de escultor. Trabaja la madera y el yeso, pero siente la necesidad de expresarse a través de la pintura. Estudia en la Escuela de Artes y Oficios de Granada, donde recibe las enseñanzas de Joaquín Capulino (1879-1969) y más tarde las de Gabriel Morcillo (1887-1973).
En 1942, realiza su primer viaje a Madrid, donde queda deslumbrado en su visita al Museo del Prado. En 1944, Rivera obtiene una bolsa de estudios del Ayuntamiento de Granada, así como de la Dirección General de Bellas Artes, para completar su formación artística, a la vez que toma parte en exposiciones y concursos regionales, donde obtiene numerosas recompensas. En 1945, ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla. Pinta entonces una serie de paisajes y de retratos marcados por el academicismo de su formación, pero en los que se percibe ya una cierta libertad de expresión. Ese mismo año conoce en la Escuela de Bellas Artes a Mary Navarro, que posteriormente sería su esposa. En 1947, expone por primera vez su obra en la Asociación de la Prensa de Granada.
Composición sobre elementos ascendentes (1958. Tela metálica y alambre sobre bastidor de madera. 88 x 129.5 cm. Colección Helga de Alvear. Madrid. España) © The Manuel Rivera Estate
En 1951, contrae matrimonio con Mary Navarro. Es nombrado profesor de pintura y dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y es seleccionado para participar en la I Bienal de Arte Hispano-Americano de Madrid. En 1952, el matrimonio Rivera-Navarro permanece largas estancias en Granada, donde organiza en su casa del carril de San Cecilio reuniones de pintores, escritores e intelectuales; este grupo, unido por las mismas inquietudes, recibe el nombre de Grupo Abadía Azul. En 1953, Rivera es invitado por el Instituto de Cultura Hispánica al Curso Internacional de Arte Abstracto que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Conoce entonces a numerosos artistas, con algunos de los cuales, años más tarde, formará el grupo El Paso. Su pintura toma un giro decisivo en contacto con las vanguardias del momento. Lleva a cabo sus primeros ensayos abstractos. Pinta la serie de los Albaicines. En 1954, traslada su residencia definitivamente a Madrid. Participa en las Bienales Hispano-Americanas y es seleccionado para la presentación de estas Bienales en diferentes países del Caribe. En 1956, Rivera comienza a trabajar sobre obras abstractas de carácter espacial, incorporando la tela metálica a sus obras, primero sobre bastidores de madera y posteriormente de aluminio, lo que le permite trabajar con las telas metálicas en dos planos. Abandona definitivamente la pintura tradicional. De este modo, entramos en su primera etapa pictórica (1956-66). Rivera finaliza unos trabajos iniciados en 1952 con la técnica del fresco en iglesias, en lugares públicos y centros oficiales. En 1956 es seleccionado para exponer en la primera muestra que sobre arte abstracto presenta el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid: Arte abstracto español. El director del Museo de Arte Contemporáneo José Luis Fernández del Amo (1914-95) adquiere una de sus obras (Trofeo) para la colección que en esos momentos tenía su sede en los bajos de la Biblioteca Nacional. Ese mismo año realiza su primer viaje a París, donde conoce y estudia los movimientos artísticos del momento. En febrero de 1957, Rivera funda en Madrid junto al escultor Pablo Serrano (1908-85) y los pintores Antonio Suárez (1923-2013), Juana Francés (1924-90), Manolo Millares (1926-72), Luis Feito (1929), Antonio Saura (1930-98) y Rafael Canogar (1935), y los críticos de arte Manuel Conde (m.1990), director de la Galería Fernando Fe, y José Ayllón, el grupo El Paso. Grupo que supone una ruptura revolucionaria en la pintura española de posquerra y la introducción del informalismo en España; en el año 1958 se incorporan al grupo los artistas Martín Chirino (1925) y Manuel Viola (1916-87). En abril de 1957, se celebra la primera exposición del grupo en la Galería Bucholz de Madrid, y publican su primer manifiesto. En esta exposición presenta por primera vez sus telas metálicas, realizadas en un solo plano y en las que los materiales empleados tienen una importancia primordial. Ese mismo año, Manuel Rivera es invitado a participar en la IV Bienal Internacional de São Paulo. En 1958, comienza su serie Metamorfosis, en homenaje a Franz Kafka (1883-1924). Rivera representa a España en la IV Bienal Internacional de Venecia con una sala individual, recibiendo el reconocimiento de la crítica internacional y participa en la Exposición Universal de Bruselas. El crítico de arte Cirilo Popovici (1902-95) escribe la primera monografía sobre él: Las pinturas metálicas de Rivera. En 1959, Rivera realiza su primera exposición individual en Madrid, en las salas del Ateneo. Además expone en el Museo de Artes Decorativas de París, donde conoce a Jaime Sabartés (1881-1968), que se interesa de tal modo por su obra que le comenta a Pablo Picasso (1881-1973) este hallazgo. También ese mismo año expone en La Haya, Amsterdam, Leverkusen y Roma; algunas de sus obras son adquiridas por los museos de estas ciudades. Obtiene el Premio Internacional Lissone de Milán. Incorpora como soporte de sus telas metálicas un tablero sobre el que las tensa mediante pivotes de hierro. El galerista Pierre Matisse (1900-89) se interesa por su obra, entrando a formar parte de su Galería en Nueva York.
Metamorfosis (1960. Tela metálica sobre bastidor de aluminio. 81 x 60 x 6 cm. Fundación Juan March. Madrid. España) © The Manuel Rivera Estate
En 1960, tiene lugar una exposición en la Galería Pierre Matisse de Nueva York. J. J. Sweeney (1900-86), director del Museo Guggenheim de Nueva York, adquiere una obra suya. Realiza una exposición itinerante por América del Sur, dentro de la colectiva Espacio y color. Ese mismo año se disuelve el grupo El Paso, tras la publicación su último manifiesto, con escritos de Eduardo Cirlot (1916-73). Manuel Rivera introduce el color en su obra. En 1961, entra a formar parte de la Galería Biosca, dirigida por Juana Mordó (1899-1984). En 1962, realiza una serie de grabados y dibujos. Expone una selección de estos dibujos en la Galería Il Segno de Roma. Viaja a Londres, París y los Países Nórdicos. Sir John Rothenstein (1901-92), director de la Tate Gallery, visita su taller para conocer su obra con motivo de la exposición Pintura Moderna Española, adquiriendo una obra para el Museo. Exposición individual en el Museo de La Chaux-de-Fonds (Suiza). El Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid adquieren obra suya. Es invitado a participar en la V Bienal Internacional de Alejandría. El director de la Muestra Internacional de Pittsburgh, Gustav Von Groschwitz (1906-91), le visita en Madrid para invitarle a presentarse al Premio Carnegie 1964. Ese año, Rivera participa en la exposición inaugural de la Galería Juana Mordó de Madrid. Trabaja en una serie de grabados y dibujos. Rivera obtiene el Premio Kaufmann del Internacional de Pittsburgh del Instituto Carnegie. Viaja por Estados Unidos. Recibe el Premio de Honor en la III Bienal Internacional de Arte de Tokio. En 1965, Rivera establece en su obra un predominio del color y un nuevo sentido constructivo. Participa en la exposición Adquisiciones recientes en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Expone además en diversas ciudades de Estados Unidos, así como de Marruecos y Sudáfrica. En 1966, comienza la serie Espejos. Expone individualmente en la Galería Juana Mordó de Madrid y en la Galería Pierre Matisse de Nueva York, donde presenta por primera vez los Espejos. En 1967, expone su obra en numerosas muestras internacionales, tanto colectivas como indi viduales. Comienza su segunda etapa pictórica (1967-73). En 1968, Manuel Rivera inicia la serie Papeles Japoneses, descubriendo nuevos procedimientos técnicos pero, sobre todo, con una fuerte influencia oriental. En 1969, es nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de Granada. Expone en la Galería Müller de Winterthur, Suiza, donde los Museos de Winterthur y de Zurich adquieren obra suya. El Museo de Arte y de Historia de Ginebra adquiere una de sus obras.
En 1970, los museos de Basilea, Lausanne, Goteborg y el Museo de Arte Moderno de la Villa de París adquieren obras suyas. Hay en su obra una intensificación del color, que le lleva a realizar nuevos trabajos sobre papel. En 1972, es invitado a representar a España en el IV Festival Internacional de Pintura de Cagnes-Sur-Mer, donde se le concede la paleta de oro. Instalación de una gran obra mural en el Museo de Escultura de la Castellana de Madrid. En 1973, Rivera realiza en Granada su primera exposición antológica y organiza en Pamplona, con Cristóbal Halffter (1930), Eusebio Sempere (1923-85) y Lucio Muñoz (1929-98), un seminario sobre la problemática del arte contemporáneo. En París hace amistad con la pintora Roberta González (1909-76), que le hace descubrir todo el universo plástico de su padre, Julio González (1876-1942). Participa en el homenaje que la Feria Internacional de Arte de Basilea dedica a Joan Miró (1893-1983). Los museos alemanes de Kaiserlauten y Mannheim adquieren obra suya, así como el pintor Rufino Tamayo (1899-1991) para su museo de México. Comienza la serie Tiritañas. En 1974, trabaja en la serie Mandala, en la que se produce una vuelta al hermetismo. Llega a la meditación a través de imágenes y formas con ciertas reminiscencias orientales. Comienza su tercera etapa pictórica (1974-82). En el verano realiza la serie sobre papel Estelas segalianas, en homenaje al poeta francés Victor Segalen (1878-1919), para el que la antigua civilización China fue fundamental, lo que se trasluce en estos delicados y exquisitos trabajos. En 1975, realiza el montaje escénico de El adefesio de Rafael Alberti (1902-99). Jose Luis Jover (1946) escribe una monografía sobre las Estelas segalianas que edita Ediciones Rayuela. Exposición individual en la nueva sede de la Galería Juana Mordó de Madrid. En 1976, el Museo de Arte Moderno de la Villa de París organiza una gran exposición antológica, a la vez que su director, Jacques Lassaigne (1911-84), adquiere una de sus obras. La presentación de esta exposición se realiza unos meses antes en la Galería Juana Mordó de Madrid. Trabaja en collages sobre cartón. En 1977, crea Retablo para las víctimas de la violencia, obra muy significativa en su carrera pictórica, ya que a través de ella rompe con el lirismo del periodo anterior. Retoma el blanco y el negro, en la búsqueda de un sentimiento dramático. Esta obra forma parte de las colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Expone principalmente en Francia y Países Bajos, así como en Suecia y Noruega. En 1978, expone en la inauguración del Auditorium Manuel de Falla de Granada. En 1979, presenta la edición de Diálogo de Manuel Rivera con los tres adefesios de Rafael Alberti, compuesta por diecisiete serigrafías. Ese mismo año, el Ayuntamiento de Madrid le concede la Medalla de la Ciudad.
Exvoto nº 2 (1979. Tela metálica y óleo sobre madera. 100 x 81 cm. Cortesía Galería Helga de Alvear. Madrid. España) © The Manuel Rivera Estate
En 1980, participa en las exposiciones homenaje a El Paso que se celebran en Murcia y Pamplona. Inaugura una exposición personal en la Feria Internacional de Arte de Basilea. Es invitado a participar en Dublín en la exposición Rosc Internacional. El Museo Municipal de Dublín y el Museo de las Palmas adquieren obras suyas. Comienza la serie Albercas, evocación de Granada, en la que el agua es el tema central. Obra muy lírica, pero dotada de un cierto geometrismo. En 1981, el Ministerio de Cultura organiza una exposición antológica en las salas de la Biblioteca Nacional de Madrid. Es nombrado vicepresidente del Patronato del Museo Español de Arte Contemporáneo. Ese año se le concede la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Trabaja en una serie de obras esquemáticas sobre papel, Pájaros, en las que el espíritu orientalizante se percibe en la delicadeza del trazado. En 1982, realiza un gran mural para el aeropuerto de Madrid-Barajas. También en 1982 se le concede la Gran Cruz de Isabel La Católica y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. En 1983, comienza su cuarta etapa pictórica (1983-87). En 1984, obtiene la Medalla de Honor de la Fundación Rodríguez-Acosta de Granada y es elegido en el 26 de noviembre de ese mismo año académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. También viaja a Bulgaria invitado por la Fundación Ludmyla Yivkova. En 1985, presenta la obra que realiza conjuntamente con Antonio Gala (1930) y Manolo Sanlúcar (1943): El testamento Andaluz, realizando una pintura y tres dibujos de cada una de las capitales andaluzas, en las que recoge lo más significativo de cada una de ellas. El 10 de junio lee su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, titulado Las vanguardias históricas en España. El Gobierno francés le concede la Cruz de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. En 1986, realiza una exposición personal en la Galería Theo de Madrid. Presenta en Arco 86 el trabajo, realizado conjuntamente con Rafael Alberti, Golfo de Sombras. Se le concede el Premio Casa de los Tiros en Granada. Es nombrado miembro del Patronato de la Alhambra y el Generalife. En 1987, la Asociación de Escritores y Artistas Españoles le concede la Medalla de Honor de las Artes. Hay una vuelta en sus obras a los tonos negros, a las telas desgarradas. Realiza los espejos rotos y los espejos heridos. En 1988, es nombrado miembro del jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes. El presidente del Gobierno andaluz le hace entrega en Sevilla del título de Hijo Predilecto y la Medalla de Oro de Andalucía. Comienza su quinta etapa pictórica (1988-94). En 1989, de nuevo es requerido como miembro del jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Trabaja una vez más en colaboración con Alberti en la obra Golfo de Sombras. Ilustra la obra de Alberti El ceñidor de Venus desceñido, editado por el Círculo de Lectores. Es nombrado Andaluz del Año. Es nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla.
Reloj de luz 1 (1989. Tela metálica y óleo sobre madera. 74 x 66 cm. Colección Familia Rivera) © The Manuel Rivera Estate
En 1990, invitado por la Fundación de Amigos del Museo del Prado, pronuncia en este museo la conferencia Ganas y desganas. Versa sobre la percepción de los maestros del Prado por diferentes artistas contemporáneos. Comienza en estos momentos su serie Mutaciones, estrechamente relacionada con la serie Metamorfosis de los años cincuenta. En 1991, la Diputación de Granada le organiza una exposición en la sala del Palacio de los Condes de Gabia. Comienza la serie La puerta de agua, así como la serie Saetas, en las que plasma todo el dramatismo contenido de la cultura andaluza. En 1992, participa en el pabellón andaluz de la Expo 92 de Sevilla. En 1993, se presenta el libro, realizado conjuntamente con Rafael Alberti, Golfo de sombras. Interviene en el Curso de Verano de la Universidad Internacional de El Escorial. Entra a formar parte de la Galería Thessa Herold de París, participando en la exposición inaugural de la nueva galería a finales del año. Presenta una exposición personal en la Galería de Arte de la Caja de Ahorros de Córdoba. Es elegido miembro titular de la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Europa. Durante esta época y dentro de una gran actividad experimental trabaja en la serie denominada Los estorzuelos, en cuadros transparentes sobre bastidor y con una clara referencia a las obras de su primera época, y en unas pinturas-collages sobre cartón llenas de color. En 1994, presenta una exposición personal en la sede de la Fundación Rodríguez-Acosta de Granada. Trabaja en la serie Oráculos, obras de pequeño formato en las que predomina el lirismo tonal, a la vez que continúa trabajando en la serie Saetas y en otras obras de mayor y mediano formato. En otoño viaja a Alemania para asistir a la inauguración que tiene lugar en el Museo Folkwang de Essen y en el Lindenau Museum de Altenburg de la exposición que presenta un importante conjunto de sus primeras obras, Metamorfosis-Espejos 1956-1966. Manuel Rivera fallece en Madrid el 2 de enero de 1995.
Pecio (1991. Tela metálica y óleo sobre madera. 162 x 114 cm. Colección Familia Rivera) © The Manuel Rivera Estate
Durante el periodo formativo de Rivera sus pinturas son figurativas en su mayoría, por no decir en su totalidad. No obstante, sus cuadros apuntaban a un rompimiento con la pintura tradicional, de la que pronto se distanciaría. La preocupación espacial y la luz, son temas a los que hace referencia a lo largo de su obra madura. Al asistir en 1953 al Curso Internacional de arte abstracto, marcó un punto de inflexión en su carrera artística, ya que empezó a definir su forma de trabajar y recibió numerosas influencias. A finales de este año, aparece un espacio puro y comienza a pintar con capas espesas de pintura creando formas que flotan. Cuando recibe una invitación de Luis González Robles (1916-2003) para representar a España junto con Manolo Millares en la IV Bienal de São Paulo de 1957. Ahí comienza una lucha sin cuartel con el lienzo, en busca del espacio. Prescindió entonces del color refugiándose en el blanco y negro. Seguía pintando formas suspendidas, vacías (o llenas de espacio, según se mire). Llegó en su desesperación a romper el fondo del lienzo agujereándolo para poder ver a través de él, cortando la tela para dejar abierto un hueco. La tela metálica acabaría desmaterializándose y deshaciéndose en brazos del aire, la luz y sus efectos. Comenzó a trabajar realizando obras sobre un solo plano, a modo de collage, mallas metálicas sujetas por un bastidor de hierro. Comprueba admirado que en este soporte tiene cabida el espacio y la luz. Pronto empieza a dejar espacios entre las telas metálicas, consiguiendo así ciertas vibraciones e irisaciones que fueron el principio de toda su producción posterior. Este hallazgo le permitirá trabajar más cerca de la luz y el espacio.
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